«Siempre he creído que los álbumes de un artista deben tener un propósito», afirma Johan Gielen. «Y ese propósito no puede limitarse a alimentar la maquinaria de la industria o satisfacer las expectativas bianuales de una base de fans». Con todo, casi veinte años han pasado desde la publicación de Revelations, lo que convierte a Etherflow menos en un “regreso” al formato de larga duración de Gielen y más en un ajuste de cuentas musical con él.
Es justo decir que las expectativas eran elevadas, y el legendario productor belga afincado en Países Bajos ha necesitado tres ciclos terrestres de trabajo para estar a la altura. Forjado entre el duelo, la resiliencia y una verdad creativa sin filtros, Etherflow no es simplemente el “siguiente capítulo” largamente esperado. Es, a partes iguales, una celebración épica de la vida y una excavación existencial, un álbum escrito de dentro hacia fuera e impulsado por el peso real de la experiencia vivida.
Como resume el propio Johan: «Existe la belleza del silencio, pero también la belleza de la ausencia». Etherflow, sin embargo, es el punto donde esa ausencia concluye. ¿Qué encierra entonces este título? Johan lo desarrolla así: «Etherflow representa el movimiento natural y continuo de la energía universal: una corriente invisible que conecta a cada ser, pensamiento y elemento de la existencia de forma armónica». Una visión especialmente relevante, pues impregna cada compás del álbum, marcado por acontecimientos muy reales en la vida del artista.
En concreto, el proyecto carga con el peso de la pérdida, especialmente la de su amigo íntimo y mánager de gira, Robert Sanders. Paradójicamente, aquella tragedia se convirtió en el impulsor decisivo del retorno de Johan al formato álbum, dando vida finalmente a su segundo trabajo de largo recorrido.
«Perder a Robert me destrozó durante mucho tiempo», confiesa Johan. «Durante una década recorrimos juntos el mundo, y su fallecimiento llegó sin aviso. Con perspectiva, veo que entré al estudio intentando procesar parte de ese dolor, intentando ‘escribirlo fuera’. Desde ahí, el álbum se convirtió en una meditación sobre los altibajos de la vida: los momentos álgidos, los amargos, pero también esos intermedios que no valoramos lo suficiente». Habla de crecer dentro de la música dance y, curiosamente, los veinte años entre Revelations y Etherflow le han dado una perspectiva decisiva para escribirlo. «En última instancia, este disco es para Robert: es como expresé mi duelo, sin palabras».
En ese sentido, “Beach Pearl (Robert’s Theme)” funciona como uno de los centros emocionales del álbum, un homenaje instrumental nacido del silencio tras la pérdida. Pero Etherflow, en su conjunto, no es un réquiem: desde el optimismo radiante de “Piano del Sol”, la mística luminosa de “Love from Above”, el carácter expansivo del single “Ecstatica” (junto a Daniel Wanrooy), o la colaboración con Pierre Pienaar en “Marula Sunset”, el disco irradia positividad.
Lo que sí recorre de extremo a extremo Etherflow es la chispa creativa que surgió de un encuentro casual entre Johan y Arkayne (Kevin van der Tholen), multiinstrumentista y vocalista que ni siquiera debía estar en aquel writing camp. Durante los últimos tres años, Arkayne se convirtió en pieza clave del proyecto. Su aportación introdujo nuevas texturas e instrumentación: guitarras reales, líneas de piano expansivas y una paleta emocional más orgánica. «Kevin dice que soy como una enciclopedia musical,» bromea Johan, «pero el verdadero músico es él. Piano, guitarra, voz… lo hace todo, y está profundamente entretejido en el álbum».
En su tramo final, Etherflow vuelve a mirar hacia arriba, aunque no de forma metafísica, sino hacia los paisajes del norte. «Hice dos temas junto a Joakim ‘Shakespeakers’ Skeide», comenta Johan. «Hace un par de años me contrató para un evento en Noruega, donde también tiene un estudio. No planeábamos trabajar juntos, pero al proponérmelo pensé: “probemos algo”. Diez minutos después ya teníamos un track en marcha». Noruega, uno de los lugares favoritos de Johan, impregnó de forma natural las piezas “Nordic Chant” y “Satellites”: las auroras boreales, las montañas, los cielos abiertos… todo quedó capturado ahí.
Etherflow no cierra un ciclo: abre una corriente. Una que fluye entre la memoria, la sanación y ese ritmo inquebrantable que impulsa la creación auténtica.
El álbum está disponible en todas las plataformas desde el 21 de noviembre.


















